Con la llegada del verano no solo se recibe el clima cálido que se espera todo el año en gran parte del país. Esta época también implica la reactivación del ciclo vital de muchas especies animales y vegetales que necesitan de altas temperaturas para proliferar hasta el punto de convertirse en una amenaza si no se toman las medidas pertinentes y a tiempo.
Las plagas son un grave problema que ocasiona grandes pérdidas económicas, no solo en el sector agrícola, sino también en el sector industrial y al ámbito doméstico. Es importante saber cómo detectarlas y controlarlas eficazmente.
Cómo reconocer una plaga
El primer signo de infestación en cualquier ambiente se evidencia en los daños que empiezan a aparecer. Lo mejor es acudir desde el principio con una empresa que se especialice en control de plagas y desinfecciones como Pineda Servicios Integrados, ampliamente reconocida por su efectividad tanto en la erradicación como en el control a largo plazo de especies invasoras.
Plagas más comunes
Roedores
La presencia de excrementos en sus zonas de tránsito y cerca de las madrigueras es una de las primeras señales. Además del fuerte olor que emanan y los daños que ocasionan en los alimentos, textiles y papeles. Su nivel de actividad es mayor por la noche, por lo que es muy fácil escuchar sus movimientos.
Chinches
Se delatan con su característico olor dulzón y por la aparición de motas oscuras en los colchones, bastidores de las camas, cajones, grietas, armarios, marcos de madera y cualquier lugar alejado de la luz.
Cucarachas
Crean manchas en las superficies por donde suelen pasar y emanan un olor desagradable. Suelen salir de sus escondites en horas nocturnas, aunque cuando la plaga es amplia no tardan en dejarse ver a cualquier hora del día.
Hormigas
Estos insectos son muy molestos y, según la especie, pueden llegar a ocasionar graves daños. Las hormigas trazan sendas por las que transitan desde sus hormigueros hasta las diferentes fuentes de alimentos. Son fáciles de ver a toda hora del día.
Aves
Las bandadas aparecen y hacen nidos en cualquier espacio donde se puedan posar, como cornisas, salientes, canalones y salidas de humo. Aparte del ruido que hacen, sus excrementos y otros desperdicios son notables.
Especies invasoras de plantas
El jardín no está exento de ataques de insectos, hongos y diversos parásitos que afectan el crecimiento, reproducción, floración o producción frutal de las siembras.
Qué hacer en caso de invasión
La primera reacción, en casi todos los casos, es intentar controlar personalmente la presencia de las especies nocivas.
La limpieza es una de las primeras medidas. Sin embargo, esto solo consigue atenuar los malos olores, ya que la proliferación de la mayoría de las plagas no tiene que ver con la higiene del lugar, sino con las condiciones medioambientales, capacidad reproductiva y disponibilidad de alimentos.
También se pueden aplicar técnicas caseras que,si el nivel de infestación no es muy alto, podrían funcionar, especialmente en el caso de los insectos que tienden a migrar. Normalmente se usan plantas repelentes, como la menta, albahaca, orégano y lavanda, o mezclas a base de bicarbonato, vinagre, ácido bórico o especias aromáticas.
Los pesticidas químicos de libre venta también son efectivos siempre y cuando el número de individuos invasores sea reducido. Es importante seguir las instrucciones de uso al pie de la letra para evitar intoxicaciones de humanos y mascotas.
Es mejor ponerse en manos de profesionales
Lo ideal, en cualquier caso, es contactar con la empresa de control de plagas desde el principio.
Los profesionales en este sector son capaces de ver lo que normalmente el propietario no puede, cuentan con los equipos necesarios para la detección de plagas y tienen sólidos conocimientos sobre las especies invasoras que permiten la aplicación del método más efectivo en cada caso.
En una minuciosa inspección se hace un análisis general en el que se determina el tipo de especie, la densidad de población y se evalúan los daños. Después, se planifica el tipo de control que se va a aplicar que bien puede ser:
- Químico: con cebos para atraer roedores, aves o insectos hacia algún alimento que, una vez ingerido, mate por envenenamiento. También se usan insecticidas líquidos o en aerosol para fumigar áreas extensas.
- Control físico: si es posible, se colocan trampas para atrapar a los animales vivos de modo que puedan ser reubicados en su hábitat correspondiente. Se instalan rejillas y mallas en puertas, ductos y ventanas, se colocan trampas adhesivas, luces ultravioletas y rejillas electrificadas para impedir la entrada de especies no deseadas.
- Castración: en el caso de ciertos mamíferos, se procede a capturar, esterilizar y liberar al macho de la especie. De esta forma, cuando se aparee, no podrá reproducirse. En poco tiempo la población se reducirá.
Por último, se hace una evaluación de los resultados obtenidos. En algunos casos con una sola intervención basta, en otros será necesario mantener un sistema de control para evitar nuevos brotes.